Esto es lo primero que olvidan las personas con Alzheimer y te compartimos cómo identificar sus señales más tempranas
El Alzheimer es una enfermedad neurodegenerativa progresiva que representa la causa más común de demencia a nivel mundial. Se estima que millones de personas viven con esta condición, la cual afecta no solo a quienes la padecen, sino también a sus familias y cuidadores. Aunque el deterioro cognitivo avanza con el tiempo, existen señales iniciales que pueden ayudar a detectarla en sus primeras etapas.
De acuerdo con la Fundación del Cerebro, los síntomas del Alzheimer suelen aparecer de forma sutil, lo que dificulta su identificación inmediata. Es común que los allegados atribuyan los primeros olvidos al envejecimiento normal. Sin embargo, cuando la pérdida de memoria comienza a interferir con las actividades cotidianas, se convierte en una alerta que no debe ser ignorada.
Uno de los primeros signos del Alzheimer es la pérdida de memoria reciente. Las personas afectadas suelen olvidar hechos que acaban de ocurrir, como una conversación matutina, lo que hicieron durante el día o el motivo de una llamada telefónica. Estos olvidos no son episódicos ni pasajeros, sino que se repiten con frecuencia.
Te puede interesar: SEP dará último puente antes de vacaciones
Conforme la enfermedad progresa, también se ven afectados recuerdos más antiguos, como direcciones anteriores, nombres de personas cercanas o incluso experiencias personales significativas. El deterioro en la memoria se convierte en una constante que marca el inicio de un proceso más profundo y desafiante.

Según información de la Clínica Mayo, hay varios comportamientos recurrentes en personas con Alzheimer. Entre ellos se encuentra la repetición de preguntas o afirmaciones, así como el extravío constante de objetos personales, muchas veces colocados en lugares inusuales como una olla o el refrigerador.
Otro rasgo distintivo es la desorientación espacial y temporal. Quienes padecen Alzheimer pueden perderse fácilmente, incluso en sitios que solían conocer bien, como su vecindario o su propia casa. También pueden olvidar fechas importantes o confundir la hora del día con regularidad.
A medida que avanza la enfermedad, es común que surjan dificultades para nombrar objetos comunes o completar frases durante una conversación. Esta pérdida de fluidez verbal puede llevar a que la persona evite hablar por miedo a equivocarse, aumentando su aislamiento social.
Asimismo, se presentan cambios en la personalidad y el comportamiento. Las personas afectadas pueden volverse más desconfiadas, irritables o retraídas. Algunos incluso desarrollan ideas delirantes, como pensar que sus pertenencias han sido robadas, cuando en realidad las han extraviado.