¡Una desagradable sorpresa para todos!, Naucalpan se vio inundada por una espuma extraña
El municipio de Naucalpan, en el Estado de México, fue escenario de un fenómeno alarmante que ha causado preocupación entre vecinos y expertos en medio ambiente. Tras el desbordamiento del Río Verde, el domingo 22 de junio, las calles y banquetas quedaron cubiertas por una densa espuma blanca que, aunque en redes fue bautizada como “la fiesta de espuma más grande del mundo”, es en realidad una mezcla tóxica con implicaciones graves para la salud y el ecosistema.
Este espectáculo visual, que inicialmente generó asombro y hasta bromas en redes sociales, ha sido identificado por especialistas como una señal clara de contaminación. Según análisis de la Facultad de Química de la UNAM, esta espuma proviene de la interacción entre residuos domésticos e industriales que, al mezclarse con el agua agitada del río, provocan una reacción química peligrosa.
Los expertos explicaron que el agua del desborde contenía una gran cantidad de tensioactivos, compuestos presentes en detergentes, champús y otros productos de limpieza. Al mezclarse con basura, aguas negras y otros contaminantes, se formó una capa espumosa que fue arrastrada por la corriente, cubriendo colonias enteras y generando preocupación entre los habitantes.
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Este fenómeno no es nuevo, pero su intensidad y visibilidad en esta ocasión ha encendido las alarmas. El componente visual puede parecer inofensivo, pero detrás de esa espuma blanca se esconde una combinación de materiales peligrosos, como sulfatos, amonio, fragancias sintéticas y materia orgánica en descomposición, incluyendo restos animales y aguas residuales.

Uno de los factores principales en la formación de esta espuma fue el desborde de la presa Los Cuartos. De acuerdo con especialistas, la presa se encontraba en un estado crítico, sobrepasando su capacidad y acumulando grandes cantidades de basura. Carlos Rius, académico de la UNAM, explicó que los desechos actuaron como una especie de filtro, que al agitar el agua, facilitó la formación de la espuma.
La presión del agua contaminada, aunada a las lluvias intensas y el arrastre de residuos sólidos, generó una reacción química que liberó la espuma en grandes cantidades. Según la ingeniera Wendy Guadalupe Rojo Muñoz, esta mezcla contiene además bacterias, materia fecal y otros elementos biológicos que representan un riesgo importante.
Este tipo de contaminación, conocida como espuma tóxica urbana, es común en zonas donde existe una mala gestión de residuos, sistemas de drenaje colapsados y descargas clandestinas de químicos industriales. La falta de mantenimiento en cuerpos de agua como ríos y presas solo agrava el problema, haciendo que fenómenos como el de Naucalpan se repitan con mayor frecuencia.
En este caso, la combinación de agua estancada, productos químicos y basura acumulada creó el ambiente perfecto para que la espuma se extendiera por calles, banquetas e incluso zonas habitacionales, dejando una estela de preocupación y posibles consecuencias sanitarias para los habitantes.
La espuma tóxica detectada en Naucalpan no solo es un riesgo visual. Según especialistas en salud ambiental, el contacto directo con esta mezcla puede generar una serie de reacciones adversas en la población. Desde infecciones en piel y ojos hasta problemas respiratorios severos, las consecuencias pueden aparecer horas después del contacto.
Entre los efectos inmediatos se encuentran la irritación ocular, erupciones cutáneas, dermatitis, estornudos y dificultad respiratoria. Pero los peligros no terminan ahí: la exposición constante a estos compuestos puede, en el mediano y largo plazo, derivar en enfermedades más graves, incluyendo afecciones digestivas e incluso ciertos tipos de cáncer.
En cuanto al medio ambiente, la espuma tóxica afecta directamente a la flora y fauna de la región. Los químicos presentes en el agua alteran el equilibrio del ecosistema acuático, arrebatando la vida peces, aves y microorganismos esenciales para la purificación natural del agua. Además, contaminan los mantos freáticos y propician la degradación del suelo.